Siempre se ha pensado en salvaguardar el futuro de la Humanidad, por ello se crearon diversos semilleros en todo el mundo donde poder almacenar miles de simientes, en Svalbard, una pequeña aldea noruega, fue una de las elegidas por no decir la más relevante con esa intención, pero no todos los propósitos son los concluyentes esperados.
Dependiendo de quién mueva los hilos, la idea de supervivencia se puede convertir en la expiración de la misma.
Sólo unos pocos, entre cientos de miles, tendrán en sus manos las tijeras para cortar las cuerdas de las marionetas de la muerte.